El otoño es el segundo momento del año en que hacemos una saca de Adorado, uno de los vinos con los que hacemos un homenaje a los orígenes de nuestra familia.
En realidad, es una época perfecta para consumir éste tipo de elaboraciones (¿cuándo no?), pues funcionan fenomenal con platos y productos de temporada, como las setas, los platos de caza, los platos de cuchara, asados….
Como seguro conoces, Adorado es vino con crianza biológica y oxidativa, procedente de una solera de 1900, creado en la bodega histórica de la Familia Sanz en La Seca (Secala-Menade 1820) con la tecnología más austera, las manos.
Nuestros antepasados elaboraban éste tipo de vinos en los depósitos situados en las cuevas, donde, de forma natural, se creaba velo de flor (crianza biológica) debido a las condiciones de humedad y temperatura, constantes durante todo el año.
En 1967, éste proceso se paralizó debido a una inundación en Secala-Menade 1820. La solera ‘viajó’ de una bodega de la familia a otra… Medina, Rueda, de nuevo a La Seca… hasta que los hermanos Sanz reactivaron el sistema de criaderas en 2005, pero con su interpretación.
Adorado recibe cada año una pequeña cantidad de vino para su rejuvenecimiento, de Verdeja y Palomino, pero se busca una vendimia algo tardía, para la uva tenga un mayor grado alcohólico y no encabezar. El velo de flor se genera naturalmente y nunca desaparece.
Puedes encontrar Adorado embotellado botellas de 75 cl, magnum y en damajuanas, un recipiente clásico para la conservación y transporte del vino. Recomendamos conservarlas en condiciones de temperatura constantes (entre 8º y 14º), alejadas de la luz directa, para asegurar su estabilidad y evitar alteraciones organolépticas.